27/07/11

Querido diario:

Amelia me ha pedido dar otra vuelta por la ciudad, no me ha extrañado, porque ésta es preciosa. Marta me ha llamado, he quedado con ella y le he dicho que llevo a Amelia. No le ha hecho mucha gracia, no entiendo por qué. Aitor viene también.

Hemos estado un pedazo con el grupo, Milo se marchó en cuanto llegué, estaba muy serio, Iván estaba en la otra punta del grupo, lejos de él. Se miraban fijamente, pero cuando llegué todos se giraron hacia mi...o hacia Amelia, no lo se, éste se fue e Iván vino a saludarme...pero para mi sorpresa saludó antes a Amelia dándole dos besos, eso me molestó, lo reconozco. Aitor se sienta con Fredy y Lucas y empiezan a hablar.

Pero no fue para tanto, porque después me abrazó muy fuerte...pero no me besó. Yo lo intenté pero se apartó y me dio uno en la mejilla. Pasamos la tarde con el grupo porque Amelia no quería marcharse. Ella no paraba de mirar a un chico del grupo, pero no se si era a Iván, si a Fredy si a Lucas o Aitor, era en esa dirección, donde estaban ellos cuatro. Si...lo reconozco, me molesta, ¿qué quieres que le haga? No creo que pueda hacer mucho en una semana ¿no?

Después me fui a la playa con Marta a charlar porque tenía que contarme cosas, me dijo que se había liado más veces con Milo, pero que estaba muy distante y ella estaba triste. Que esta noche habían quedado, que ya me llamaría para contarme lo que pase.

Después volvimos con el grupo, Amelia e Iván estaban hablando y riéndose. Según Marta estaba tan roja como un tomate bien maduro. Quité toda idea mala de mi cabeza y les dije a todos que dentro de cinco días es mi cumple, pero que lo celebraré con mi hermano quien no tarda en afirmarlo. Todos se ponen contentos, por lo general nuestros cumpleaños siempre han sido los mejores del barrio, mi familia tiene buena pasta y al hacer dos fiestas en una acaba siendo la pera.

Nos despedimos de todos, Iván no viene, yo estoy flipándo. Nos vamos. Estoy un poco enfadada. ¿Serán obsesiones mías? Llegamos a casa, Amelia se va a su habitación, yo cojo a Aitor por el brazo y le cuento lo que sospecho, él me dice que no se ha fijado en nada...pero ¡¡acaba confesándome que le gusta Amelia!! Hay pillín pillín, quien lo iba a decir. Yo quiero relajarme un poco, no lo consigo así que voy a mi cuarto que por fortuna no lo tengo que compartir con ésta chica. Abro la cadena de música y pongo mi CD favorito y me tumbo en la cama a descansar, a intentar conseguir eso que no puedo. Relax. Y me duermo, me desvanezco, me hundo en sueños increíblemente preciosos en los que por fortuna, no aparece Amelia.